Los padres de hoy nos preguntamos por las desgracias que pueden ocurrirles a nuestros niños, creyendo que eso está fuera de nuestro alcance. Este Domingo pasado, subí a un bus rumbo a Miraflores (pensaba llegar hasta la Av. Petit Thouars, yendo por la Av. Javier Prado) y estaba sentado en el penúltimo asiento doble, ese que está sobre la rueda y el otro da al pasadizo. Bueno, delante había un asiento desocupado y el que estaba a mi lado, sobre la rueda. Subió una pareja joven, con dos niños. El padre con el niño pequeño se sentó delante y la Madre me pasó la voz para que la niña se sentara a mi lado.
Hasta aquí todo muy bien, el padre le dice, si quieres me levanto para que te sientes ella le dijo que no, fastidiada, al rato delante del asiento del padre una señora se baja y queda vacío el asiento y ella se sentó, sin mayor problema. Más adelante subieron cerca de 10 personas y justo a mi lado se paró un señor con cara de pocos amigos y con mirada de mañoso.
Aquí ya empezaron los problemas, porque ya estábamos llegando a la Av. Petit Thouars y me tenía que bajar, lo lógico era que el señor, que estaba parado a mi lado, se sentara en mi lugar. Pensé en ese instante, esto no debería de ocurrir, si el padre desde un inicio le hubiese cedido el asiento a la madre con el niño pequeño y él se hubiese sentado con la niña o se hubiese quedado parado a mi lado.
Para mí, el padre debió asumir el cuidado de la niña. De otro lado, la madre parecía no interesarle la niña porque ni siquiera volteo a ver si la niña estaba bien, entonces pensé que podía tratarse de una niña traviesa o celosa porque no le estaban haciendo caso. Lo cierto y real es que la niña estaba tranquila y que me disculpe el señor que se paró a mi lado pero le vi una mirada de mañoso que opte por decirle al padre, que le pasara la voz a su pareja para que ocupara mi asiento al lado de su hija.
Cuántas veces los padres descuidamos a nuestros niños y asumimos que ellos estarán bien, la culpa de que a nuestros niños les pasen cosas feas, es nuestra porque no les enseñamos con el ejemplo lo que deben de hacer. Quizá me parezca a mi abuela criticando a la joven pareja, o a mis padres cuando me decían que actitud debería de tomar en ciertas circunstancias. Ahora veo con ojos de padre maduro que ya paso por toda esa experiencia de tener que cuidar al hijo y encuentro en mi experiencia elementos que me permiten ver lo que otros no ven.
Un ejemplo es que los niños necesitan que se les abrigue su barriga (abdomen) muchos padres los levantan descubriéndoles su barriga. Muchos padres creen que los niños pueden estar hasta altas horas de la noche despiertos, eso es irresponsable, peor aún los trasladan en bus y no los abrigan al bajar.
Creo que es importante que tengamos nuestra propia manera de ser, independiente, sin ataduras, libre, pero más importante creo que es, cuando somos padres, asumir la protección de los críos sin coartar su desarrollo, cuidar de ellos protegiéndolos, generando espacios donde se puedan sentir seguros, responsabilizándonos por su desarrollo.
Cordialmente,
Carlos Alberto