Definitivamente, cuando hay experiencia la enseñanza aprendizaje es más efectiva. Y si no la tenemos, siempre hay alguien que la tiene o tiene referencias sobre el punto. En una ocasión un niño de 9 años le preguntó al abuelito sobre un detalle, ¿qué hubiera sucedido si esto hubiese pasado en tal sitio? El abuelo le contesto, no conozco ese sitio, nunca he viajado a Piura. Otro niño contestó, como dice mi mamá, hubiera pasado esto…
Hay cosas que confirman reglas y normas de vida, pero no todo es posible de estandarizar u homologar, por tanto no todo es aplicable, allí está la riqueza de la sabiduría popular. Mi abuela decía “moro viejo nunca es buen cristiano” y se refería a que una persona, mientras más entrada en años sea, más difícil es que cambie de costumbres. Así podemos, tomar ejemplos que nos ayuden a comprender nuestro desarrollo en nuestras relaciones interpersonales.
Por ello, desde muy antiguo se sabe: que las personas se nos acercan y nos alaban, la gran mayoría de las veces para pedirnos u obtener algo. Esopo en su fabula de la Oveja y el Lobo concluye en su moraleja "quien te adula y lisonjea, solo su bien y tu mal desea"
Yo no sé si Alfonso habría leído a Esopo, pero cuando alguien se le acercaba muy cariñoso o adulador él siempre -a modo de pregunta y con cierto sarcasmo- decía "qué vendes" es decir que ya sabía y ponía sobre aviso a la otra persona, que se le acercaba por algo, en todo caso que fuese directo a lo que venía. En otros casos, al igual que Margarita, sólo miraba y escuchaba, pero sus caras decían lo mismo “que vendes”.
Cuán importante es esta lección de vida pues encierra uno de los corolarios estudiados por Watzlawick que, desde otro punto de vista, se refiere a: siempre que se desea que alguien nos escuche y abra su mente es importante tocar primero su parte afectiva, por supuesto sin tratar de manipular a la persona. Pero Esopo era tajante, en el sentido de que siempre hay intencionalidad cuando alguien nos trata muy afectuosamente.
¿Qué opinan ustedes? Les dejo la inquietud
Cordialmente,Carlos Alberto