23 diciembre 2011

Derecho de los niños en Navidad

No hay cosa que me de más coraje que ver a niños pidiendo limosna. Es cierto detrás de un niño que pide limosna, hay un explotador. Familiar o no, es un explotador. Hoy me encontraba en el bus yendo a Lince por la Av. Arequipa y subió una mujer rebosante de salud y gordura con un niño de 6 o 7 años y se pusieron a cantar y a pedir limosna (la mujer decía que esa era su manera de ganarse la vida, lo cual no me parece malo, lo que si es malo es que se lo enseñe al niño)

Lo más gracioso es que en la parte posterior del bus había un policía con galones de cuatro líneas y botón al medio, no sé que significan, pero como representante de la ley debió llamarle la atención. Simplemente, se hizo el dormido y no hizo nada.

Que la mujer cante y pida dinero, esa es su decisión; pero el niño tiene derechos y eso que se estaba haciendo allí, era un abuso. Eso resulta normal. Ocurre y nadie dice nada. No hay principios, no hay conciencia de los derechos de los niños. ¡Por Dios! Si la sociedad somos todos nosotros y no hacemos nada.

Es increíble, que la mujer con toda la frescura del mundo, le ordenaba al niño acercarse a cada uno de los pasajeros y pedir limosna. No era ella quien pedía, obligaba al niño a cantar para luego pedir limosna. ¿Hasta cuándo, tendremos que soportar estas escenas?, ¿Qué debemos hacer para que esta situación cambie?

En estas épocas, en que el amor y la búsqueda de brindar alegría los niños, una escena como esta no deja de molestarnos, ni de darnos coraje. ¡Algo debemos de hacer! Yo empecé escribiendo estas líneas, y continuaré escribiendo una carta, y seguiremos haciendo lo necesario para que esto cambie.

Con coraje,
Carlos Alberto