21 diciembre 2016

Sexo o Género


Sexo o Género ¿de qué hablamos?

Las últimas noticias sobre política y la reforma educativa en el Perú, se han focalizado en el tema de género, y ello ocurre por no promover un diálogo sobre estos temas tan espinosos, porque se mezclan con los derechos humanos, por ello es importante saber, de qué hablamos cuando nos referimos a sexo y qué, cuando nos referimos a género.

¿De qué hablamos cuando nos referimos a sexo?


Cuando una persona viene al mundo, llega como un organismo con definición biológica como hombre (macho) o mujer (hembra), basado en sus capacidades biológicas, morfología y genitales, aun cuando la funcionalidad genital es sólo potencial. Un ejemplo serían las mascotas, gatos y perros, vemos de igual forma que nacen crías machos y hembras de una misma camada.

Para quienes hemos tenido la oportunidad de crecer viendo animalitos podemos decir con certeza que, las predisposiciones de los animales hacia roles basados en el sexo no existen, porque no son humanos. Sólo se manifiestan instintivamente cuando han crecido y van a procrear, en una determinada época del año. A eso lo denominamos sexo y la orientación es el propio instinto.

Para los humanos científicos, el sexo además es, una variable de naturaleza biológica que sirve para identificar, por sus capacidades biológicas, morfología y genitales qué animal es macho y cuál es hembra. Así se hace para las mascotas y los animales que criamos para explotación pecuaria y/o consumo.

Los seres humanos hemos utilizado esa variable como demográfica o de población, para contar cuantos somos y en qué cantidades diferenciadas. En nuestro antiguo Perú el Quipucamayoc contabilizaba además de otras cosas como producción, la población. Recuerdo que, en alguna oportunidad en el aeropuerto ante un incidente, aprendí que esa misma variable se le denominaba unidad migratoria y se refería al tipo de persona según sexo (niño o niña) que salía del país.

Recapitulando, hablar de sexo como variable biológica, poblacional, migratoria y/o demográfica se refiere a cuantos varones y cuántas mujeres existen en un grupo poblacional. Ejemplo, cuando realizo un estudio que debe ser validado con un focus group debo pedir la población referida distribuida por edad y sexo, con lo cual escojo quienes participan en dicha actividad, asegurando que la muestra sea representativa del conjunto total.

¿A que nos referimos cuando hablamos de género?


A diferencia del sexo, que se refiere a un elemento de naturaleza biológica, el género se refiere a un elemento lingüístico que tipifica las cosas. Si bien es cierto, tiene algunas coincidencias en el empleo del lenguaje, pero no se pueden emplear como sinónimo con el sexo, porque no se refiere a lo mismo.

Lo aprendemos con el lenguaje, cuando nos enseñan el empleo de género y número. Empezamos hablando de singular y plural (número) y de masculino y femenino (género). Entonces no decimos el mesa, porque mesa es un vocablo femenino y no masculino. Igualmente, no decimos el gata o la gato, es la gata y el gato. De esa manera aprendemos que nuestros roles de niño o niña implica una serie de comportamientos, hábitos y costumbres.

Esta categoría lingüística es tomada por la sociología ante el análisis de las relaciones entre hombres y mujeres, basándose en el hecho biológico del sexo que trasunta la maternidad y se le determina el espacio del hogar, domestico, privado, por tanto, invisible. Se trata de un espacio reproductivo, no productivo, no valorado en el que se puede identificar segregación, discriminación, donde se plantean relaciones jerárquicas, de subordinación y poder.

Entonces, podemos observar en nuestro lenguaje cómo se dan condiciones de programación social para los roles y determinación de ubicación social para la mujer a partir del rol. Podemos observar también comportamientos esperados, identificando la desigualdad y negando la complementariedad, generándose también imágenes que se consumen.

Así el tema de género no se refiere a hombres y mujeres, sino al tipo de relación entre ambos y, en consecuencia, al modo cómo estas relaciones se construyen socialmente. Un ejemplo sería la serie televisiva que apareció justo en los años 80 en se venía desarrollando esta corriente del género, me refiero a “¿Quién manda a quién?”[1] donde los roles se invierten. Ella es una ejecutiva de una agencia de publicidad y él representa al ama de llaves o deberíamos decir: al mayordomo.

Cuando aprendemos el lenguaje y desarrollamos nuestro pensamiento, también aprendemos roles y desarrollamos comportamientos. Esto viene sucediendo en un proceso complejo de evolución, porque no nacemos hechos ni completos. Comparados con los mamíferos más desarrollados, el ser humano nace como el más desvalido y demora muchos años en alcanzar su madurez. En la lógica de Esopo, 20 años.

Un aspecto muy importante es que, para ser humano sólo lo logramos entre humanos. Y la civilización no se logra sin la cultura. Allí aparece entremezclado el género. Se aprenden socialmente sobre la realidad, con creencias, prácticas, errores y tropiezos, también con definiciones e indefiniciones y confusiones respecto lo que somos o lo que creemos ser. Con ello también aprendemos prejuicios de nuestros adultos y creemos que eso es así, porque lo damos por cierto hasta que la realidad u otras personas nos lo aclaran.

Así, lo lingüístico es intergenerado por lo social, pero lo social con el tiempo se ha venido transformando y haciendo lo humano cada vez menos natural. El progreso puede llevarnos hacia situaciones confusas, como las que están ocurriendo con el tema del género en la reforma educativa.

Cuando apareció el tema de género como categoría sociológica estuvo pensada en la lógica del feminismo, para construir un cambio en las relaciones entre los hombres y las mujeres. Por ello, en los proyectos de desarrollo, las fuentes cooperantes bonifican y aprueban aquellos que incluyen un componente de género.

¿Por qué es necesario hacer estas distinciones?


Las diferencias entre hombres y mujeres pueden ser atribuidas a factores biológicos, ya que todos tenemos diferencias genéticas que surgen como distintas predisposiciones biológicas, no sólo con respecto a sexo, sino también a otras diferencias como las relacionadas con la altura, el peso, la simetría, color de piel, etc. Sin embargo, no es sólo en el espacio natural donde podemos fundamentar las diferencias individuales, porque el individuo se constituye como una entidad lingüística, significativa dentro de un sistema más desarrollado de lenguaje.

No recuerdo quién dijo que “...los humanos nos hacemos humanos, física y espiritualmente, entre humanos”, vale decir que, “…somos lo que somos a partir de las relaciones que establecemos con los demás” Tal como lo dijimos líneas arriba, en nuestra evolución son significativos nuestro grupo de referencia, nuestro aprendizaje del lenguaje y la configuración de nuestra individualización, por tanto, identidad se da en nuestro grupo de referencia, en nuestra familia, luego ampliamos nuestro dominio a otros espacios, como la escuela, donde afianzamos más esa identidad.

No podemos transformar nuestra naturaleza, lo biológico es nuestro límite, pero los humanos y nuestra soberbia nos hace retar a la naturaleza y buscamos dentro de nuestra confusión identidades que son producto de nuestras relaciones y de la forma cómo actuamos. Actuamos de acuerdo a lo que somos y a la vez, somos de acuerdo a cómo actuamos.

En un mundo moderno, se deben derribar las desigualdades entre hombres y mujeres, se debe respetar las diferencias, sin discriminar a las niñas. La peor constatación es que, las propias madres reproducen estos comportamientos que buscamos cambiar. Debemos iniciar un trabajo desde el punto donde lo lingüístico sea parte consciente de la construcción de una sociedad igualitaria, equitativa, justa y solidaria, porque aparecen cambios absurdos.

No se puede decir que sexo se refiere a masculino o femenino, eso es un contrasentido y un barbarismo en el uso del lenguaje. Un ejemplo de este contrasentido lo podemos apreciar en el RENIEC. Revisen su DNI y vean donde dice Sexo aparece como M (masculino) o F (femenino), debiendo ser H (hombre) o M (mujer) La razón es muy sencilla la variable es biológica/ poblacional. Se nos identifica por nuestra morfología, no por las relaciones que entablamos o los roles que desempeñamos. Esos son los cambios que ocurren sin que se nos consulte, generando confusiones y derechos que no existen.

Nuestro lenguaje castellano puede ser similar a otros en la construcción social, pero no es igual en cuanto a significados. Nos comunicamos en castellano, esto quiere decir que hablamos, pensamos y actuamos acorde con este código. Imaginemos, una escenificación del Hamlet de Shakespeare, con la cabeza de un esqueleto en la mano diciendo “estar o no estar, ese es el dilema”, inmediatamente recibiría la corrección NO es “ser o no ser, ese es el dilema”. Ajá, el problema es una mala traducción, porque en el idioma anglo-sajón TO BE es Ser o Estar. Y es que en Castellano tenemos una enorme cantidad de vocablos diferenciados. De igual forma los términos MALE y FEMALE, resulta lo mismo decir macho y hembra (sexo) que masculino y femenino (género) por ello es que, debemos aclarar que nuestro idioma debe ser empleado con la precisión que exigen nuestras relaciones en la construcción de esa sociedad que aspiramos heredarle a nuestros hijos.

Creo que es importante que, antes que se implemente una reforma, se debe explicar a la población, con fundamentos científicos, sin sesgos ideológicos, cuáles son los cambios que se deben realizar. Es nuestro derecho estar informados y los peruanos merecemos respeto. Invoco al primer artículo de la CPP “La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad, es el fin supremo de la sociedad y del Estado”

El mejor regalo en estas fiestas, es la promesa de un Perú mejor, grande y fortalecido para nuestros hijos.

Gracias por seguirme!!!
Carlos Alberto Gálvez Montero




[1]              una de las series más recordadas de los ochenta, Tony Danza (Tony Micelli), Judith Light (Angela Robinson Bower), Danny Pintauro (Jonathan Bower), Alyssa Milano (Samantha Micelli) y Katherine Helmond (Mona Robinson)

02 septiembre 2016

Ética Pública


Ética Pública

El otro día recibí una invitación a presentar una propuesta de exposición sobre Ética en el trabajo, para una Institución Pública. Casi siempre, y cada vez que recibo una invitación de esa naturaleza, pienso en qué es lo que se quiere obtener con una charla de hora y media, para un conjunto de personas, que en número (70) superan toda posibilidad de cambio. ¿Cuál es el tema de fondo que realmente se debe tocar?

Enfocando el tema


Siempre pregunto ¿Qué es lo que desean obtener? Desde el enfoque didáctico la pregunta sería ¿Cuál es el objetivo? Dicho en buen romance castellano ¿Qué es lo que se espera que hagan o puedan hacer los participantes después de una charla así?

Es claro que, con una exposición de este tipo, los participantes, animados o no, sólo obtendrán un concepto sobre el cual reflexionar. Y digo reflexionar, porque los términos expresados serán contrastados con la cultura impresa en las instituciones públicas. Eso, si tengo éxito de lograr que los participantes piensen en lo expuesto.

Existen varios tipos de expositores, algunos más motivadores y admirables por su manera de conectar emocionalmente con los asistentes a sus exposiciones. De otro lado, estamos los facilitadores que buscamos que las personas experimenten con actividades simples y lúdicas, para hacerlos reflexionar sobre lo acontecido, pero ello implica un número de participantes más reducido (32)

Lo cierto y lo real, es que, de una forma o de otra, tratar un tema como la ética en el trabajo y sobre todo en una institución pública, implica reflexionar de antemano, ¿para qué lo hacemos? Porque esa pregunta nos lleva, inevitablemente a contrastar con el paradigma de base que se encuentra comprometido con las definiciones fundamentales sobre la existencia y el comportamiento humano, con la definición de lo real, con lo que consideramos conocimiento, con los procedimientos válidos de argumentación y hasta con lo bello e imaginario.

Y es que atravesamos una época en que la mayoría de las costumbres, se ven contrastadas con una falta de parámetros, donde la idea de libertad se confunde con libertinaje, que la barbarie de la antigüedad asoma y se desborda en el comportamiento cotidiano y criminal. Donde el servidor público (colaborador) se siente dueño de un espacio al que fue invitado para ayudar en la atención de sus conciudadanos. Donde las personas que poseen algo material se sienten y creen que por ello son superiores a los demás, donde los que poseen automóvil pasan sin respetar al peatón, donde los ciclistas invaden la calzada, atreviéndose a empujar a los transeúntes.

Ética en el trabajo público


Hablar de ética en el trabajo, en instituciones públicas, empieza con el recuerdo y reflexión sobre dos preceptos básicos: a) la regla de oro, y b) un texto de nuestra carta magna. Empezamos con la regla de oro a la que se refieren todas las filosofías, culturas y religiones más antiguas. Nos estamos refiriendo al principio de la humanidad que marca la diferencia con los animales. Nos referimos a la máxima expresión:

“No hagas a otro, lo que no deseas que hagan contigo” o “Trata a los demás como querrías que te trataran a ti”

Este principio fue expresado de muchas formas, pero en esencia se refiere a lo mismo. Se trata del principio moral general o regla fundamental. Su universalidad sugiere que puede estar relacionada con la naturaleza humana. Es sobre esta base que se inició la reflexión teórica de los derechos humanos.

Esta expresión establece la dinámica de las relaciones humanas y su confluencia intersubjetiva, buscando el entendimiento, la comprensión de la necesidad de no agresión y el afianzamiento de la reciprocidad. Yendo más allá, en este espacio es donde se establece las condiciones para la empatía, donde la interacción subjetiva nos permite manifestar nuestros deseos, temores y juicios de valor.

El siguiente precepto básico sería: el primer artículo de la Constitución Política del Perú:

“La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad, son el fin supremo de la sociedad y del estado”

Es entonces donde reconocemos a la persona humana y su dignidad. Su defensa está por encima de toda situación, defender a nuestros niños y adolescentes de los abusos y violaciones, defender a nuestros ancianos del abandono, defender a nuestras mujeres de su situación de desigualdad en todo sentido, defender a los discapacitados, porque defendiéndolos, defendemos la vida, la libertad y el derecho a ser felices.

Defender a la persona es también mostrar respeto a su dignidad como ser humano. Y ¿Qué es la dignidad? Dignidad o cualidad de digno, valioso, valor inherente al ser humano por su calidad racional, dotado de libertad y poder creador, por su capacidad de modelar y mejorar su vida, a través del ejercicio de su libertad y de sus decisiones.

La dignidad se explicó siempre por la autonomía de escoger sus propias respuestas, porque el que sabe (tiene conocimiento) y puede gobernarse resulta un sujeto libre, un ciudadano. El ser humano es siempre digno porque puede decidir que ser, porque no es sólo lo que es, sino también, sus aspiraciones y proyectos personales. Así la vida humana es respetable porque puede ser algo más que simple vida orgánica, vida con sentido, o sea, biografía.

Pero no somos iguales, reconocer y tolerar esas diferencias entre las personas, para que cada una se sienta libre y digna, es afirmar la virtud y propia dignidad del individuo. La dignidad resulta de un buen equilibrio emocional entre las personas.

El extremo, el exceso de dignidad (orgullo) es el presupuesto de los privilegios y eso en esencia es negativo, aun cuando los mantenemos en nuestra sociedad. La dignidad refuerza la personalidad, fomenta la sensación de plenitud y satisfacción. La historia nos muestra como se ha negado la dignidad y justificado atrocidades que aún se mantienen en algunos países.

Lo más risorio, es que, los países con mayor desarrollo son los que provocan y mantienen esas atrocidades. En nuestro país, podemos apreciarlo cuando se le dice a un agricultor, que se asocia a un programa de reconversión de cultivos, en la entrega de los plantones, que llegan en mal estado y ante el justo reclamo, se le dice “…recibe nomas, no reclames tanto, que esto es un regalo” Eso es faltar el respeto a su dignidad e insultar su inteligencia, sólo por carecer de condiciones y recursos, que el Estado y sus agentes no hacen llegar.

También, cuando un grupo de funcionarios públicos, en una reunión donde se tiene que decidir estrategias para hacer llegar medicinas a lugares recónditos, se entrampan en situaciones de poder, siendo los perjudicados las personas que dependen de tales medicinas. Ejemplos puede haber muchos, sin embargo, la realidad se muestra con cara de hereje, con desconfianza y desazón, para los que reclamamos respeto y trato igualitario. Reclamamos defensa de la persona en todas las situaciones y condiciones.

Una charla sobre ética en el trabajo, para los colaboradores de una institución pública no podría omitir estos temas, porque en ellos se basa el quehacer diario y el objeto de sus labores, que está orientado hacia el servicio. Quien trabaja para el Estado, trabaja para nosotros los ciudadanos y esa es su condición. Esa es la premisa de su labor.

Gracias por seguirme!!!

26 junio 2016

Nuestros Derechos, el Estado y la Administración Pública

Publicado el 24 junio 2016 en "Consultor Organizacional"
Página. http://galvezmca.wordpress.com

En la última Exposición que realicé, en una institución pública, sobre “Humanización y buen trato al usuario”, en medio de la presentación participativa sobre las necesidades y derechos de las personas que reciben servicios, salió a relucir la pregunta de fondo, ¿de quién es esta institución?, o mejor dicho ¿Quién es el dueño de esta entidad? La respuesta fue rápida, “el Estado” Igualmente rápida fue mi repregunta, ¿y quién es el Estado?, qué personaje es ese, tan figurativo como los héroes de los comics. Al margen de las respuestas que obtuve, continuaremos con otras preguntas para el desarrollo de este escrito. ¿Por qué es importante saber del Estado?, ¿Cómo aparece la administración pública?, ¿condiciona la administración pública nuestros derechos?, ¿Por qué no se respeta nuestra dignidad?

La Constitución Política del Perú en su artículo 43° dice:
“La República del Perú es democrática, social, independiente y soberana. El Estado es uno e indivisible. Su gobierno es unitario, representativo y descentralizado, y se organiza según el principio de la separación de poderes”

Estado
Pero, qué es el Estado, sino un ideal que busca expresar una síntesis realizable de la sociedad, que canaliza una fuerza hacia una dirección necesaria para el cumplimiento de la razón de ser del propio cuerpo social.

Esto en teoría y para otros países, quizá sea comprensible; pero en el Perú de hoy con toda nuestra diversidad, resulta algo más complicado. Y es que la concepción de Estado, teórica y ajena a los peruanos, genera una idea aislada de la concepción de Sociedad. El Estado no puede ser una realidad distinta de la Sociedad, porque para articularse con ella, genera los mecanismos que se conciben como Administración Pública, y es a través de ellos que se intenta generar desarrollo.

Lo antes expresado implica, los planes y metas (ideas) y las prioridades (política-uso del poder), que representan a las personas que se unen para conseguir su bienestar. Es aquí donde empieza nuestro tema de fondo, en la solución de nuestros problemas de identidad cultural y la construcción de instituciones en la práctica administrativa, en nuestros derechos humanos y en la democracia.

En este espacio, es donde administración y democracia se encuentran ligadas. En este punto, es donde el Estado Moderno acentúa su carácter “administrativo” y la administración lo ensancha y transforma . Así los especialistas hablan de la necesidad de eficiencia del Estado, pero no identifican que política y administración tienden a emparejarse.

La administración pública se convierte en el centro de gravitación de todas las actividades del Estado. Así, el Estado deja de ser una representación teórica y aparece como sujeto en la práctica. Es donde aparecen los gobiernos que encarnan al Estado y se hacen cargo de la administración. Además, los grandes problemas requieren no sólo de un gobierno que ordena y/o acuerda soluciones, sino de un país ordenado y una nación entera, hacia su progreso y su felicidad.

Democracia
Pensar, hablar y tratar de la democracia, no expresa exclusivamente sobre el sistema político, sino de una concepción del mundo que la mayoría no entendemos, en tal sentido y como consecuencia de ello, las personas en esta sociedad no participamos. Esa concepción es una forma de pensamiento y a la vez una forma de evidenciarse en la cultura, porque busca llegar, hasta la raíz de las relaciones humanas.

La idea de democracia ha cambiado al mundo, y lo sigue cambiando desde aspectos laborales y empresariales, hasta aspectos de educación, comunicaciones y el modo de entenderse entre las personas. La noción de servicios públicos, debería estar cambiando hacia una sociedad enteramente libre.

Nuestra Constitución inicia su articulado con los derechos individuales de la persona humana, exponiendo como principio que “la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la Sociedad y del Estado”, luego expone de manera desagregada los derechos a la vida, a la libertad y a ser felices, finalizando con la extensión de todos los derechos que le asisten a la persona, sin restricción.

Tomando en cuenta lo antes expresado y haciendo reflexión de lo que acontece en las entidades públicas, cuando los ciudadanos nos “acercamos” para obtener un servicio, obligado o voluntario, nos topamos con que nuestras libertades pueden estar limitadas por muchas razones, por las normas mal enfocadas, por el poder público de algunos operadores, por el abuso de los mejor situados, por la fuerza material (económica o física) de los influyentes, por nuestra propia ignorancia, por el capricho o el arbitrio de las autoridades prepotentes, por la inseguridad y el desorden social, por estas razones, se necesita que se cambie estas situaciones por medios más adecuados a fin de adquirir poder para ser más libres.

Entonces la idea de libertad no puede pensarse en abstracto, sino en las vivencias diarias que tenemos en estos espacios de los servicios públicos.
Y es que nuestra libertad nos puede hacer más fuertes, pero requerimos ser más cultos, no sólo porque podemos pensar mejor o más dignamente, sino porque se pueden encontrar situaciones de bienestar como ver una presentación escolar de gimnasia rítmica, leer en una biblioteca pública, escuchar un buen concierto, o asistir a un concurso de pintura, o una exposición de artesanías o disfrutar de otras múltiples manifestaciones de la belleza sin costo alguno o a muy bajo precio. Los municipios pueden contribuir a dar más cultura y también más libertad.

Derechos y Administración
Nuestros derechos están siendo condicionados por la administración, como veremos más adelante; sin embargo, se habla de ministerios, se habla del sentido ministerial del poder, de servicios para los ciudadanos, pero esto entrampa un doble juego de conceptos.

Por un lado, el sentido administrativo del Estado, por lo cual se demanda que el Estado sea técnico, sin democracia, sin política como una gran mancomunidad de servicios. Y por el otro lado, el sentido de autoridad y participación. En realidad, hablar de esto, es lo que hacen los políticos en sus discursos, cuando juegan con las palabras y hacen todo tipo de promesas, indicando el uso de la fuerza y autoridad para solucionar la inseguridad o planteando garantías de servicios de agua y saneamiento para todos.

Pero se trata de nuestros derechos, por el simple hecho de estar aquí, en este mundo y pertenecer a esta sociedad, a este Estado, que en teoría nos garantiza vivir libremente y alcanzar nuestra felicidad. Pero ello, en la realidad, no es igual para todos, es por esta razón que el Estado debe garantizar que todos tengamos esa oportunidad, en igualdad de condiciones para satisfacer nuestras necesidades básicas de alimentación, vivienda, vestido, higiene, seguridad, educación y trabajo.

Entonces, el Estado se constituye porque el cuerpo social lo requiere, el Estado no es de naturaleza diferente de la Sociedad, las personas nos organizamos y escogemos a las personas que nos apoyen a enrumbar las acciones que nos ayuden a desarrollarnos y a mejorar nuestras condiciones de vida, a cambiar si se requiere nuestras formas y estilos de vida, y a mejorar nuestra calidad de vida, todo dentro del parámetro de la vida cotidiana. Así nos encontramos, figurativamente frente al Estado, que no es otra cosa que una expresión de nosotros como sociedad.

Dentro del Estado, algunos juristas nos llaman de diferentes formas, enajenando nuestra esencia de persona. Nos llaman: administrados, usuarios, deudor tributario, paciente, público, etc. Entendiéndonos como el “objeto” de la actividad administrativa, desconociendo nuestra participación como protagonistas.

Y es que el lenguaje construye nuestras realidades y nos convierte en objetos, que las otras personas, las que están al otro lado del mostrador, nos ven como eso, como objetos de su quehacer y su percepción es que les debemos pleitesía. Por el contrario, somos nosotros, las personas que constituimos la Sociedad y por necesidad de un ordenamiento necesario delegamos, por decisión nuestra, en ciertas personas, poder, autoridad. Las elegimos y ellas a su vez convocan a otras personas para que las ayuden a realizar los servicios que necesitamos para progresar.

Así, los miembros de la sociedad aparecemos de tres formas: Primero, como sujeto de derechos, obligaciones, responsabilidades e intereses de naturaleza especial y nos llaman “público”. Segundo, algunos de nosotros aparecemos como integrante del poder administrativo encarnando al Estado, representándolo y nos llaman “funcionarios”. Y tercero, otros somos convocados por estos últimos para colaborar a realizar las actividades que se requieran o exijan y nos llaman “servidores”.

Todos somos parte de esta desnaturalizada sociedad de personas. Algunos ni siquiera tenemos noción de ello, otros creemos que por nuestra formación universitaria somos más que aquellos que cultivan nuestros campos.

Esas distorsiones son generadas porque en los hogares, en las escuelas, en las universidades y en todas las instituciones, no enseñamos nuestra constitución, que es nuestro evangelio político, sobre todo los tres primeros artículos.

De esta manera, los miembros de la Sociedad no defendemos a las personas, mucho menos respetamos su dignidad. Tampoco asumimos que, esa defensa y respeto de las personas son el fin supremo de la Sociedad (nosotros como conjunto o cuerpo social) y del Estado (nosotros como representantes y autoridades de la sociedad)

Esta es una inquietud que he deseado transmitir como punto previo a otro escrito sobre la Dimensión Humana de la Gestión Pública*
Gracias por seguirme

* Esta publicación esta basada en el parafraseo de algunos párrafos de la Obra “Teoría de la Administración Integral”, del Ilustre Profesor Francisco Félix Montiel, Ed. INICAM, 1988